Saltar a contenido principal

Revista Haroldo

Diálogo con el pasado y el presente

21/05/2015

Sobre bases y cúpulas

Los platos rotos

Información de imagen
Ilustración María Giuffra/ Boceto para una historieta subversiva

Seguimos pagando las cuentas de los platos rotos de nuestros padres. Aún hay gente que manifiesta horror y rechazo a la guerrilla de los años ´70 de nuestro país.  Cuando estoy en presencia de estas manifestaciones pongo cara de nada, prefiero no discutir ya que mi palabra es siempre tomada como “poco objetiva”, qué voy a pensar si siempre fui y seré hija de guerrilleros, es decir una zurdita de mierda con sangre cien por ciento subversiva.  Mi palabra ciertamente “no es objetiva”, como si hubiese palabra objetiva posible al respecto de una historia tan pasional.

Hoy los hijos de esa generación somos más grandes que nuestros padres. Nuestros padres siguen siendo jóvenes y valientes, nosotros seguimos siendo sus hijos, aun siendo bastante mayores que ellos. Pensé y sentí diferentes cosas al respecto de la militancia de mis padres, y más precisamente de mi padre, Rómulo Carlos Giuffra, quien conscientemente decidió luchar hasta dar la vida, y así fue. Tenía 24 años y lo mataron a tiros en la calle. Era estudiante de Arquitectura en la UBA y docente, además de formar parte del Ejército de Montoneros. Trabajó en la “Casa Militar” de la Casa Rosada hasta que con Montoneros pasó a la clandestinidad. Se consiguió un trabajo en una fábrica de no sé qué. Donaba, junto a mi madre, gran parte de sus sueldos a la organización (es decir, a los “compañeros que no trabajaban”) y pusieron su auto a disposición de la orga también. Es decir: estaban “bajo las órdenes” de la llamada “cúpula” pero ellos así lo decidieron. Recuerdo cuando mi madre me explicó a mis 10 o 12 años la acción de la “contraofensiva” con la cual no estaba de acuerdo, por suerte. Nunca entendí por qué la Conducción Nacional de Montoneros dio esa orden mientras ellos se quedaron en el exilio, tranquilos, a salvo. No entiendo por qué la cúpula puso la orden pero no el cuerpo. El ejemplo era el Che Guevara, pero se ve que de palabra, no de acción. Doy una orden a mis subordinados y yo mismo no la cumplo. Así sucedió con muchos jefes montoneros, en diferentes ocasiones de la vida revolucionaria. Pusieron en peligro a sus soldados y estos dieron su vida, mientras que aquellos muchos la conservaron, no “cayeron”. Tampoco entiendo aún hoy tanta obediencia. ¿y la rebeldía? La rebeldía, dentro de la rebeldía no vale. ¿Por qué no enfrentarse a la orden de Carolina Natalia? ¿Por qué obedecer a la conducción ciegamente? ¿Qué pasó cuando le dejaron la plaza vacía a Perón? ¿Se rebelaron al Padre u obedecieron a sus jefes que lo miraban por TV?  ¿La vida de los soldados montoneros era menos valiosa que la vida de los montoneros jefes? A estos se los arriesgaba menos, se los cuidaba más. Una lucha jerarquizada para una patria liberada. La pirámide del poder como método para alcanzar la patria socialista. La obediencia para la justicia social. Uniformidad para la revolución.

¿Por qué obedecer a la conducción ciegamente? ¿Qué pasó cuando le dejaron la plaza vacía a Perón? ¿Se rebelaron al Padre u obedecieron a sus jefes que lo miraban por TV?  ¿La vida de los soldados montoneros era menos valiosa que la vida de los montoneros jefes? A estos se los arriesgaba menos, se los cuidaba más. Una lucha jerarquizada para una patria liberada.

Creo infinitamente más en las bases que en las cúpulas, respeto la pasión de los militantes subordinados, no así la del poder hegemónico, lo ejerza quien lo ejerza. Admiro la lucha de quienes son consecuentes con sus palabras e ideas y de quienes no ejercen poder sobre otros. “La lucha de los ´70” no es una sola, son miles, tantas como vidas que participaron en ella. Los compromisos y las consecuencias no fueron iguales para todos, aunque todos perdimos esa batalla, incluso los que “no participaron”. Algunos dejaron su vida, otros su vida y la de sus hijos, otros miraron para otro lado, otros aprovecharon la ocasión para agrandar la familia, otros para agrandar su capital personal, otros fueron indiferentes, no se comprometieron, otros hicieron como si no pasara nada, otros estuvieron de acuerdo, otros tuvieron miedo y se quedaron quietos, otros no se metieron y siguen sin meterse, otros no participaron en nada pero hoy se hacen pasar por militantes. Otros siguen consecuentes con su lucha. Me quedo con estos últimos, aunque sean pocos.

Dibujante, pintora e ilustradora. Profesora Nacional de Bellas Artes. Hija de Rómulo Carlos Giuffra, militante montonero asesinado por la dictadura militar

http://www.mariagiuffra.com.ar/

Compartir

Te puede interesar

Fragmentos de una memoria

Fragmentos de una memoria

Por María Isabel Bertone

De tu mano hacia la Victoria

De tu mano hacia la Victoria

Por Victoria Lagos

Ilustración Nuria Moris