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Revista Haroldo

Diálogo con el pasado y el presente

03/11/2020

Nietes, un sueño individual que se volvió colectivo

Se ha conformado una nueva agrupación en el campo de los Derechos Humanos que viene a sumarse a las históricas Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y a los H.I.J.O.S: elles son les Nietes, que se definen a sí mismos como “la tercera generación en lucha”. Reivindican los pañuelos blancos y verdes y se animan a disputar el sentido, a desafiar a las generaciones anteriores para repensarse desde este presente. 

Asamblea de nietes, 2019.
Foto: Archivo Morena Bellingeri

El 2020, el año de la pandemia, de la cuarentena, del aislamiento y la distancia social trajo consigo una feliz novedad: el surgimiento de una nueva agrupación en el campo de los Derechos Humanos que viene a sumarse a las históricas Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y a los H.I.J.O.S: elles son les Nietes, que se definen a sí mismos como “la tercera generación en lucha”.

Son nietes, sobrines nietes o familiares de detenidos –desaparecidos y/o sobrevivientes del Terrorismo de Estado en la Argentina que sostienen que la lucha por los derechos humanos en la actualidad incluye en su agenda la lucha feminista y de las disidencias y en ese sentido reivindican que fueron 30.400 les desaparecides por la dictadura cívico-militar-clerical porque a la consigna histórica de los organismos, los 30.000, le incorporan a les 400 compañeres LGTBIQ+ “a quienes se intentó –afirman- borrar de la memoria colectiva, quienes no tuvieron familiares que marchen por elles debido a que aquellas identidades eran expulsadas dentro de las mismas”.

El primer encuentro de la agrupación fue en agosto del año pasado, en un centro cultural en la ciudad de La Plata. En septiembre, en los días previos al aniversario de la Noche de los Lápices, colgaron pañuelos en las inmediaciones del Ministerio de Educación de la provincia con algunas consignas como “Nietes tenían nuestra edad”, “Muy jóvenes para votar pero no para desaparecer”. A partir de entonces siguieron reuniéndose y desde marzo de este año pasaron a la virtualidad. Les nietes reivindican los pañuelos blancos y verdes y se animan a disputar el sentido, a desafiar a las generaciones anteriores para repensarse desde este presente.

“Esta generación tiene sus propias batallas, aprendiendo de lo sucedido, y mirando para adelante, construyendo políticas de memorias feministas y disidentes, abrazando a quienes olvidó la historia”, afirman. Tienen un estilo de comunicación directa, que va al nudo, que impacta. Vía redes sociales lanzaron una campaña dirigida a sus pares que busca interpelar a sus padres por la posibilidad de que puedan ser hijes de desaparecides: “En mes de la identidad, te proponemos dudar de todo”, sentencian. Pero también se pronuncian sobre temas de actualidad como la violencia institucional; la semana pasada repudiaron “el accionar del Estado en la represión y desalojo” de Guernica.

¿Qué relación tienen con sus padres? ¿Cómo fueron conociendo la historia familiar? ¿Cómo se fueron involucrando en política? ¿Qué los moviliza a haber creado y participar en Nietes? Revista Haroldo habló con cuatro nietes: Morena Bellingeri, Ana Tauil, Gonzalo Cardona Serrano y María Victoria Prigoyi Baglietto. Este es su testimonio y sus reflexiones.

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Morena Bellingeri, nieta de Héctor Aníbal Bellingeri.
Foto: Archivo Morena Bellingeri

“Es un momento de militancia compartida con nuestres viejes”

Me llamo Morena Bellingeri, tengo 18 años y curso quinto año en el Nacional de La Plata, que depende de la UNLP. El año próximo voy a estudiar Sociología o Humanidades. Con les Nietes empezamos a juntarnos a mediados del año pasado; fue una recolecta de gente que sabíamos que éramos nietes, de distintos ámbitos. A mí me contactó un compañero del cole. En agosto de 2019 fue el primer encuentro de todes, éramos unos 20. Nos juntamos en un centro cultural La Plata. Yo conocía a algunos, a otros no los había visto. Y de ahí empezamos a mandarle para adelante. Este año sacamos una campaña, con mucho alcance, para federalizarnos: tenemos nietes de Tierra del Fuego, Tucumán, Rosario.

El tema de los 30.400 lo hablamos desde el principio, desde las primeras reuniones. Tuvimos que formarnos en el tema, porque al principio había un poco de resistencia pero después lo vas entendiendo, va teniendo sentido y coherencia y te das cuenta que es algo que tiene que estar sí o sí. Teníamos la necesidad de saber quiénes eran esos 400 para después explicarle a la sociedad. El tema está presente. Las disidencias siempre fueron invisibilizadas, hay que hacer un esfuerzo gigante para que se los reconozca.

Nuestra primera acción fue el 16 de septiembre, que acá en La Plata es una fecha muy significativa para los colegios secundarios y los jóvenes: colgamos pañuelos cerca del Ministerio de Educación de la provincia con consignas como “Nietes tenían nuestra edad”, “Muy jóvenes para votar pero no para desaparecer”. Ese fue el primer saltito que dimos. En marzo queríamos hacer un festival para juntar plata para ir a marchar a Buenos Aires, pero vino el Covid y no pudimos.

Mi familia está muy politizada; me crié en esos círculos, en esas discusiones y debates. A los 10 u 11 años tenía mucha resistencia a la política hasta que en 2015 ganó Macri y me di cuenta de lo que significaba que gobernara la derecha. En ese momento me dieron unas ganas tremendas de militar pero mis viejos me dijeron que no lo hiciera y que aguantara, que era muy chica, tendría 12 o 13 años, estaba en primer año. Me metí en una lista del Nacional y en 2018 ganamos el centro de estudiantes. Y en paralelo comencé a militar en La Cámpora secundarios.

Mi viejo está chocho y orgulloso de que yo milite, el militó en HIJOS. Veíamos que las madres y las abuelas están re grandes y pienso que hacemos esto para ayudarlas un poco. Y con nuestros viejes es un momento de militancia compartida, contemporánea. Ellos nos van formado pero a la vez nosotros hacemos la nuestra. Nuestros viejos están re contentos, siempre se quieren meter en algo pero está en nosotros tomar o dejar eso que nos ofrecen.

Mi abuelo se llamaba Héctor Aníbal Bellingeri, le decían el Bochi. En una de las vueltas  de Perón a la Argentina cayó preso y le dieron la opción de salida, se podía ir a un país que no fuera limítrofe. Viajó a Perú, estuvo unas horas y desde allí se fue a Chile, donde como tornero ayudó a poner en marcha una metalúrgica. En ese momento, Chile tenía un bloqueo de Estados Unidos. Volvió a la Argentina y creó una publicación que se llamó Revista para la militancia. Integraba el Partido Revolucionario de los Obreros Argentinos (PROA), que era muy pequeño, contaba con unos 10 o 15 militantes. La caída fue el 12 de junio de 1977: habían ido con un grupo a Marcos Paz y vino un operativo; pasaron como un día resistiendo y se los llevaron a todos, no supimos más nada. Con el tiempo me fui enterando de más cosas; nuestros padres piensan que ya sabemos todo pero no es así, hay cosas que no nos cuentan porque piensan que ya sabemos. Entonces vamos preguntando y ahí vamos completando la historia.

Cuando desapareció mi abuelo, papá tendría unos 3 años. Mi abuelo se disfrazaba de indigente para ver a la familia. A mí papá le cambiaron el nombre para que no lo asociaran con la familia de un subversivo. Yo soy la más chiquita. Mi abuela no habló mucho del tema, a mí no me dijo mucho, entiendo que haya sido difícil para ella: tenía tres hijos chicos, limpiaba edificio para sobrevivir, tenía que mantener una casa y vivir en la clandestinidad, intentando que no la agarren. Hoy tiene 93 años y está regia.

De chiquita no entendía nada. Sabía que mi abuelo no estaba y que el culpable de eso había sido el Estado, que había sido una dictadura. Fue durante este año que entendí por qué militaban mi abuelo y los 30.000. Y me hice más peronista de lo que era, porque también pasa eso… según dónde haya militado tu abuele depende tu militancia partidaria de hoy, en algunos casos. En una nota nos preguntaron cómo tomábamos eso de dar la vida por la patria y hoy lo entiendo como dar el cuerpo, la cabeza y el alma por la dignidad del pueblo. La desaparición era un error de logística… No querían desaparecer y por eso apostaban a la vida, tenían hijos muy jóvenes. Hoy para los militantes políticos sería imposible pensar en ser padres a los 19.

Queremos seguir con los juicios, reclamando cárcel común y sin privilegios, seguir contando a los peques qué pasó siendo nosotros también peques, esa es nuestra responsabilidad histórica. También queremos interpelar a nuestros propios compañeres y amigues a que sepan su identidad: si la abuela no tiene una foto embarazada, preguntar. Con HIJOS hay conversaciones permanentes, son nuestros viejos y están pendientes de lo que hacemos, estamos intentando construir lazos.

Nuestra dinámica es que nos encontramos una vez a la semana por Zoom. Tenemos nuestras formaciones internas, le estamos metiendo a full con eso. Y cuando se haga la próxima marcha presencial vamos a ir todos juntes con nuestra bandera, vamos a encontrarnos con los compañeros de la virtualidad y nos vamos a dar ese abrazo tan ansiado.

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Ana Tauil, nieta de Roberto Tauil, en la marcha del 24 de marzo de 2018. Foto: Archivo Ana Tauil

“Toda mi infancia tuve muy presente el dolor de mi papá.”

Me llamo Ana Tauil, tengo 24 años y estudio Sociología en la UBA. Soy nieta de Roberto Tauil, que era delegado de la fábrica Warco Química, que desaparece años después de un conflicto, eso creemos, en la fábrica. Envían a dos trabajadores a limpiar un tanque y sufren un accidente donde casi pierden la vida, por las condiciones de insalubridad en las que trabajaban. Mi abuelo, que era delegado, decide junto con sus compañeros, tomar la fábrica en reclamo por las condiciones de trabajo. En el marco de ese conflicto despiden a ocho trabajadores, incluido mi abuelo. Esto fue en 1974 y la desaparición se da en 1976. Creemos que está relacionado con eso. Sin embargo, tampoco tenemos tanta información; fue lo poco que pudimos ir reconstruyendo. Mi abuelo militaba en el PRT. Esto es lo que me contó mi papá, no es que yo en primera persona hice esta reconstrucción. 

Mi viejo tenía 5 años cuando lo secuestran a su papá y él vio esa situación. Eso desencadenó una serie de hechos que llevan a una infancia bastante compleja, incluso el conocimiento sobre estas cosas fue muy tardío. Recién a los 14 años descubre que su papá no estaba preso, él creía eso, que su papá estaba preso, que estaba vivo. Su primer acercamiento con la militancia es a partir del “Taller de la amistad” en La Plata, que empieza a agrupar a estos hijos de desaparecidos. En los talleres trabajaban el tema, primero contándoles lo que había pasado, muchos no sabían. Hoy no puedo dejar de sentirme interpelada, identificada, con este espacio de Nietes. A partir de ese taller de la amistad él empieza con su militancia en HIJOS en La Plata. No puedo dejar de pensar en Nietes como una conexión con ese momento en que se unen y se juntan los HIJOS. Hoy somos les Nietes.       

Pienso en el momento en el que a mí me lo dicen, yo tenía 6 o 7 años. Para un 24 de marzo me dijeron: tu abuelo está desaparecido. Y más que mi abuelo en ese momento, yo recién ahora puedo pensar en mi abuelo. En ese momento pensé, de niña, “el papá de mi papá”. Yo en ese momento como niña pensaba en un niño, que le pasaba esto. Muy recientemente me pienso como nieta. Creo que tiene que ver con un momento de tomar la primera persona, de tomar una posición con respecto a una historia, durante mi infancia era un dolor que yo veía desde afuera, me dolía a partir del dolor de mi viejo. Toda mi infancia tuve muy presente el dolor de mi papá. 

Tengo esta herida en mi biografía y hoy siento que puedo hacer algo con eso. Siento que Nietes me permite, en lo personal, resignificar esta herida, intentar hacer algo con eso. En algún punto sanarla. Eso sería lo que me une y me hace querer participar de este espacio. 

Nietes surge en el contexto del gobierno de Macri (donde confluyen), por un lado, la cuestión más política, de avance negacionista, del 2x1. En ese contexto surge como organización, yo me integro por un amigo que también es nieto y su papá es amigo de mi papá. Me entero de esto y me pareció que era realmente lo que yo estaba necesitando, no sabía que lo necesitaba, pero en ese momento me sentí muy identificada. Ahí me intenté contactar y al tiempo fue la nota de Página/12 y volví a escribir y empecé activamente. Hubo como una apertura del espacio y nos integramos un montón, como 50 nietes de todo el país. Fui de esa camada. La virtualidad en el aislamiento, nos hizo resolver más fácilmente la cuestión de la distancia, ya estábamos muy en la práctica de lo virtual. Nos estamos juntando bastante, por lo menos una vez por semana tenemos reunión general y después tenemos trabajo en comisiones, que se encargan de temas específicos. Está bastante organizado, cada vez más. Surgen miles de cosas para hacer, todo el tiempo. 

En línea con la lucha por los derechos humanos, levantamos las banderas que llevamos como un legado por nuestras biografías. Levantar las banderas de memoria, verdad y justicia y seguir los pasos de Abuelas, de nuestros padres y madres también como una generación más en lucha por los derechos humanos. Después tenemos algunas particularidades que hacen a nuestra generación, cómo interpelar a los jóvenes en la búsqueda por su identidad, pensamos que puede haber nietes de desaparecides que no lo saben, entonces en ese sentido pensamos en unirnos en esta búsqueda de los nietos no recuperados. Después la cuestión del feminismo, eso es muy característico de nuestra época, una revisión histórica desde el presente que hacemos. Cuestiones de género que formaron parte de lo que fue la represión, quienes fueron foco de la represión de la dictadura por cuestiones de género, que hacen a su opción sexual en el caso de las mujeres cis y las mujeres trans que sufrieron abusos en el marco de la tortura por su condición de género. Y el colectivo LGTBIQ también fue foco de la represión por cuestiones vinculadas a su opción sexual y esas son reivindicaciones que levantamos quizás con nuestra particularidad. Entendemos que a los 400 es necesario nombrarlos para visibilizarlos porque no fueron pensados, creemos que nombrar los 400 es dar cuenta de una opresión más, como un primer paso en la lucha contra las opresiones.

Tenemos muy presentes las luchas de los derechos humanos que son vulnerados actualmente, la cuestión de la violencia institucional, el gatillo fácil. El foco de la represión policial son los jóvenes, nos interpela no sólo por los derechos humanos sino también por una cuestión generacional. Los derechos vulnerados a partir de la violencia institucional es un punto muy central dentro de lo que reivindicamos. Memoria, identidad y los derechos humanos de la actualidad.       

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Festival por el 24 de marzo de 2018, Gonzalo Cardona, nieto de Rita Manuela Fernández y Raúl Alberto Serrano, junto a Hebe de Bonafini dando una charla a les estudiantes. Patio del Carlos Pellegrini.
Foto: Archivo Gonzalo Cardona

“Somos nietes a lo largo y a lo ancho de todo el país”

Me llamo Gonzalo Cardona Serrano, tengo 19 años, vivo en Flores (Capital Federal), soy estudiante de Derecho en la UBA y egresado del Carlos Pellegrini y actualmente me encuentro en la virtualidad tratando de construir Nietes, en la búsqueda de estes Nietes que todavía están en la periferia, tratando de armar nuevas estructuras, también soy militante de una casa cultural, que está todavía en obra en Parque Patricios y vivo con toda mi familia, mi papá, mi mamá y mi hermano. 

Yo tengo un abuelo y una abuela desaparecidos en julio de 1976: Rita Manuela Fernández y Raúl Alberto Serrano, Rita y Pachi como nos gusta decirles a nosotres. Ambos son padres de mi mamá, ella tenía seis meses al momento del secuestro, nació en enero de 1976. Ambos eran jóvenes, tenían 20 y 21 años, eran militantes de Montoneros. No tenemos certeza de dónde estuvieron, no encontramos jamás sus cuerpos, pero todos los indicios nos hacen pensar que estuvieron en la ESMA.

No pudimos participar de ningún juicio. Yo particularmente trabajo en una fiscalía de lesa humanidad, entonces he participado, incluso antes de lo laboral, en diversos juicios de lesa humanidad. En mi colegio a partir de los 16 años se hacían algunas salidas a juicios. O tratábamos, desde la agrupación del centro de estudiantes, de hacer visitas guiadas a la ex ESMA.

Desde muy chico que estoy ligado a esta historia y por suerte mi vieja siempre me lo contó, me contó de dónde venía ella, de dónde venían mis abuelos, qué había pasado, cuál era la historia argentina. Desde que tengo memoria que los 24 de marzo, que encima se da la casualidad que es el cumpleaños de mi hermano, lo paso en la plaza. Mi vieja fue criada por su abuela materna, tuvimos la suerte de que nadie se la apropió. Eso también permitió a toda la familia contar con la verdad desde un principio. Lo cual es un alivio, pero también se juega este rol que de repente mis primes son mis tíes, mis bisabuelas son mis abuelas y ahí hay todo un entramado que desde chico me acompaña. 

A Nietes llego hace unos meses, en una nota en Página/12 vi que existían y que se estaban organizando, que estaban armando un colectivo. Me interpeló por el hecho de ser un niete y empezar a comprender y a compartir todas las experiencias que uno vive desde lo personal y que, si bien lo puede charlar con la familia, en cierto punto se siente distinto al resto de mis amigos. 

Somos nietes a lo ancho y lo largo de todo el país. Hasta el momento somos 109 en el grupo. Tenemos una estructura horizontal, que tratamos de llevarla lo mejor posible. Somos conscientes de que nos faltan muchísimes nietes por incluir. El nombre Nietes parte desde una disruptiva que es el lenguaje inclusivo, que es empezar a poner sobre la mesa la discusión la de los 30.400, por todas las disidencias que desaparecieron por su condición de disidentes. En cierto punto esta generación de Nietes viene a continuar con esto que se está haciendo, viene a tratar de impulsar hacia lo que está faltando, pero también intentar dar nuevas discusiones, que son las discusiones coyunturales que en realidad la juventud viene planteando en Argentina hace ya unos cuantos años. Sobre todo, las nietas, que nos dan el puntapié y nos marcan el horizonte sobre las discusiones del feminismo que tenemos que empezar a poner sobre la mesa. 

Hay una cuestión generacional y de fuerza que nos permite a les Nietes pararnos en un lugar mucho más combativo y de euforia y entendemos que las abuelas y las madres la vienen peleando hace muchísimo tiempo, que arrancaron solas contra la corriente y hoy en día nosotres, no es que queremos venir a patear el tablero, queremos ser una continuidad, sumar un ente más. Creemos que estaría bueno que tanto les hijes, como las abuelas, como las madres puedan apoyarse en Nietes para las luchas que hay que dar. 

Hay cuestiones de violencia institucional que nos preocupan, así como también somos conscientes que faltan recuperar 300 nietos que todavía no sabemos dónde están. Hay gente que todavía no conoce su identidad y nosotres por algún lado tenemos que continuar con todo eso. 

Les Nietes seguimos buscando nietes, seguimos a la espera de que eses pibes lleguen a la organización a seguir sumando voces, a seguir sumando historias, a seguir contándonos su experiencia familiar, su visión del mundo, del país y de su casa. Llamamos a todes les nietes no a sumarse, sino simplemente a conocernos, a conocer el espacio, conocer de qué se trata, venir a alguna reunión, a alguna formación, algo que les convoque, porque realmente es algo que está muy bueno y por lo menos a muches de nosotres nos sirve y nos contiene de una manera enorme. También tenemos un grupo de nietites que se están formando. Un pedido a las madres y los padres que a veces quizás sabemos que para aquelles que se gestaron en los 90 la política puede sonar a mala palabra, pero para nosotres es una herramienta y tratamos de aprovecharla y que esa herramienta nos de posibilidades. 

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Mamá de Victoria, una amiga y María Victoria, nieta de Carlos Alberto Baglietto y Stella Maris Edén participando de una juntada para hacer pañuelos en la ex ESMA, marzo 2020.
Foto: Serenpipia

“Debemos seguir militando para que el amor siga venciendo a ese odio”

Me llamo María Victoria Prigoyi Baglietto, tengo 23 años y actualmente estoy estudiando un profesorado de Historia en Capital Federal. El hecho de estudiar historia está muy ligado a toda la historia, no solamente individual, sino ya colectiva del pueblo argentino. Porque considero que desde las aulas y con las nuevas generaciones, es primordial seguir construyendo y reivindicando la memoria, conociendo el pasado para mejorar el presente y el futuro. 

Los nombres de mis abuelos son Carlos Alberto Baglietto y Stella Maris Edén. Elles comenzaron su militancia en la parroquia del padre tercermundista Luis Farinello y luego se introdujeron en la organización Montoneros. Carlitos desde los 12 años fue bombero voluntario y a los 17 años ya era delegado gremial en la fábrica Derex donde se desempeñaba como obrero.

Hace unos años me enteré que a mi abuelo y a otros dos compañeros los fusilaron el 22 de agosto de 1974. Y mi abuelo, con 14 tiros, sobrevivió. Me fui enterando de esos detalles que no son tan lindos. Es un poco contradictorio en cuanto a las sensaciones que te provoca pero siempre lo resignifiqué desde esas ganas de vivir que tenía, de seguir luchando. En  1975 los desaparecen a ambos y luego aparecen asesinados. Otro detalle que me enteré más recientemente es que primero desaparecen a mi abuelo y lo llevan a la casa de su mamá, estaba el Falcón verde ahí en la puerta esperando que caiga mi abuela. Mi mamá me contó que se acuerda patentemente, que esa noche ella vio toda la situación de cómo estaba su papá todo golpeado porque lo habían torturado y que se había quedado toda la noche ahí. Se entera después que, por detrás de la casa, justamente porque lo estaban esperando para llevárselo al otro día, saltando de casa en casa, fue a Berazategui a avisar a compañeros y compañeras para que alerten a mi abuela y que no aparezca por ahí, para que justamente quede uno vivo, ya sabiendo que él no iba a volver. Acá otra vez resignificar esas ganas de seguir viviendo y ese amor por la vida. En Nietes lo hemos hablado, muchas veces nos hacían preguntas sobre qué sentimos que nuestros abuelos hayan dado la vida por la militancia y fuimos llegando a una especie de conclusión, que no era tan así, que, si en realidad vemos las distintas historias, amaban la vida y querían un mundo mejor para sus hijes, sus nietes. 

Yo siempre digo que Nietes es un sueño individual, que se volvió colectivo porque siempre cada une quiso este espacio de pertenencia. Cuando volvía a Capital después del Encuentro Plurinacional en La Plata el año pasado, me entero por una amiga de mi mamá, que también es hija de desaparecidos, que se estaba formando Nietes. Me termino sumando este año y toda la militancia fue de manera virtual. Gracias a esta militancia pudimos contactarnos con un montón de nietes de todo el país y así nacionalizarnos. 

Cada historia de les nietes, si bien tenemos una misma historia, tiene características distintas y también cómo se dieron los procesos al irnos enterando de nuestras identidades. En mi caso, desde chiquita charlé con mi mamá sobre mis abuelos y mientras fui creciendo me enteré de más detalles que tal vez cuando era chica, no me podía contar. Siempre fui a las marchas los 24 de marzo, porque mi mamá estuvo bastante tiempo militando en HIJOS.

Hay una analogía entre HIJOS y NIETES: HIJOS nace en democracia, surge de la impunidad de los 90. Nietes también nacimos en plena democracia y cuando nos organizamos en 2019 fue en un contexto de macrismo, en un contexto donde estaban atropellando los derechos de estudiantes, de trabajadores, de jubilados, jubiladas y también los derechos humanos, como el 2x1. Entonces hacer esa analogía en que lo que nos lleva a organizarnos es justamente seguir reivindicando la memoria y no permitir, como fue en su momento el 2x1, que se vuelva a imponer la impunidad a los genocidas. La mayoría de les Nietes era la primera experiencia con un gobierno neoliberal, con una derecha que quería volver a cuestionar -y lo hizo- si eran 30 mil, una historia negacionista, estaban implantando ese discurso. Entendimos que era una tarea que queremos seguir teniendo las generaciones actuales, porque es una lucha constante. 

Otras cosas que reivindicamos y nos diferencian un poco de nuestros viejos y viejas son también nuestras luchas que nos atraviesan como juventud, como es la lucha por el aborto legal, seguro y gratuito, como es la visibilización de las disidencias sexuales, la violencia institucional, como siguen matando pibes con el gatillo fácil, de hecho siguen desapareciendo y otra cuestión que le damos mucha importancia es reivindicar a las diferencias sexuales que fueron desaparecidas o detenidas y torturadas por la dictadura. En eso nos formamos bastante y es un aspecto que queremos visibilizar porque lo que caracteriza a Nietes es su mirada con una perspectiva de género, una perspectiva que sea transversal, no paralela. 

Nosotres entendemos el símbolo 30 mil, es un símbolo muy importante, por eso cuando hablamos con la E y decimos 30 mil compañeres, detenides, desaparecides, ahí queremos visibilizar. Que Nietes surja con E es un gran posicionamiento político. 

Creemos también que es fundamental generar una articulación con la red por la identidad y generar herramientas para interpelar a nuestra generación, porque tal vez hoy en día si bien seguimos difundiendo mucho y seguimos buscando mucho a compañeres nuestros, también vemos el otro lado, que tal vez hay nietes que podrían estar militando en este espacio de pertenencia, en este espacio colectivo donde nos atraviesa esta identidad que conocemos y que tal vez no saben que sus padres o sus madres fueron apropiados. Entonces nos parece fundamental interpelar a nuestra generación. 

En el presente creemos que tenemos que seguir luchando mucho desde el amor, desde la alegría, resignificando lo triste de nuestras historias, como nos enseñaron las abuelas, las madres, los hijos. Creemos que es esencial levantar estas banderas, porque seguimos viendo discursos de odio en los medios hegemónicos, seguimos viendo que hay un sector de la sociedad que impunemente se pregunta en la tele o en los diarios o en las radios si este gobierno termina o no su mandato. Entonces en este contexto político y con toda la lucha que llevó a que estemos en plena democracia, que no se atropellen los derechos de todas y todos, no podemos permitir eso. Esto tiene que ver con la conformación de Nietes, esos discursos siguen estando. Creemos que debemos seguir militando para que el amor siga venciendo a ese odio.

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Bandera nietes

“Nietes, un sueño individual que se volvió colectivo" - Revista Haroldo | 6

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