11/07/2021
Prosas profanas #8 - Gregory Orr
Por Jonio González
Ilustración Francisco Lazo Toledo / @pa71ho
Prosas profanas no es un homenaje, es un ritual de invocación, un brazo estirado que clava sus uñas en el aire y atisba lo sagrado. El tiempo se pliega y las voces del pasado reverberan en nuestra imaginación como un camino, como un coro que nos permite hacerle frente al caos. Revista Haroldo publica una selección de poemas de Gregory Orr, seleccionados y traducidos por el poeta y traductor Jonio González.
GREGORY ORR nació en Albany, Nueva York, en 1947, y se crió en el valle del Hudson. A los doce años fue "responsable" (así lo define el propio Orr) de la muerte de su hermano menor como consecuencia de un accidente de caza. Ello condicionaría, también según él mismo, sus ideas "acerca del trauma, el silencio y la poesía". Al respecto, dirá: "La poesía es una forma de sobrevivir al caos emocional, la confusión espiritual y los hechos traumáticos". Durante su juventud fue activista en favor de los derechos civiles como miembro Student Nonviolent Coordinating Committee (SNCC), por lo que fue encarcelado varias veces.
Para Orr, la poesía es "una respuesta a las canciones de la naturaleza... La rana, el pájaro, el árbol. Todo cuanto existe en el mundo es la canción de su propio ser. La canción del árbol es silenciosa, el pájaro contribuye con su canto, pero los humanos tenemos acceso al lenguaje, por lo que no somos solamente la canción de nuestro ser, sino que poseemos un don extraordinario y por ello somos responsables de responder con nuestra voz a las voces del mundo más allá de nosotros". En definitiva, se trata de "una afirmación fundamental de la historia humana, una forma de iluminar la existencia".
Ha sido profesor de la Universidad de Virginia, director entre 1978 y 2003 de Virginia Quarterly Review y autor de un par de obras autobiográficas y varios ensayos sobre poesía. Su obra poética incluye Burning the Empty Nests (1973), Gathering the Bones Together (1975), The Red House (1980), We Must Make a Kingdom of It (1986), City of Salt (1995, finalista del LA Times Book Award for Poetry), The Caged Owl: New and Selected Poems (2002), How Beautiful the Beloved (2009), River Inside the River (2013) y The Last Love Poem I Will Ever Write (2019), entre otros. Actualmente vive en Virginia.
Los poemas traducidos y seleccionados que siguen a continuación se encuentran en The Caged Owl. New and Selected Poems, Copper Canyon Press, Port Townsend, WA, 2002.
*
REUNIENDO LOS HUESOS
A Peter Orr
Cuando todas las habitaciones de la casa
se llenen de humo, no bastará
con decir que un ángel duerme en la chimenea.
1
Una noche en el establo
El cadáver del ciervo cuelga de una viga.
Envuelto en mantas, un chico vigila
desde un montón de heno. Se duerme
y sueña con una muerte que se acerca:
Dentro de él hay pequeños huesos
dispersos en un prado entre bardanas y hierbajos secos.
Se pasará la vida caminando allí,
reuniendo los huesos.
Las palomas susurran en el alero.
A sus pies, el pastor alemán
chasquea dormido las mandíbulas.
2
Un padre y sus cuatro hijos
bajan corriendo una pendiente hacia
un ciervo que acaban de matar.
El padre y dos de los hijos llevan
rifles. Ríen, se empujan
y no paran de hablar entre ellos.
Un arma se dispara
y el menor de los hermanos
cae al suelo.
Un chico con un rifle
se detiene a su lado,
gritando
3
Me acurruco en un rincón de mi habitación,
mirando fijamente dentro del hueco de cristal
de mis manos; muy abajo
lo veo ahogarse en el aire.
Fuera, hojas semejantes a bocas
forman una charca negra
bajo un árbol. Los caracoles se deslizan
ahí, pequeños cisnes de muerte.
4
HUMO
Algo ha tapado la chimenea
y la casa se llena de humo.
Salgo y miro hacia el tejado,
pero no veo nada.
Vuelvo a entrar. Todos lloran,
mientras van de habitación en habitación.
Los ojos les duelen. Este humo
convierte a la gente en sombras.
Incluso después de desaparecer,
de que hayan desaparecido las lágrimas,
lo oleremos en las almohadas
cuando nos tendamos a dormir.
5
Vive en una casa de cristal negro.
A veces lo visito, y hablamos.
Mi padre dice que está muerto,
pero ¿qué significa eso?
Anoche encontré a un chico
durmiendo en un nido de huesos.
En la mejilla tenía una cicatriz roja
en forma de hoja.
Lo alcé
y lo llevé conmigo,
a pesar de que no sabía adónde iba.
6
EL VIAJE
Todas las noches me arrodillaba sobre una placa de mármol
y restregaba la sangre.
La restregué durante años, y seguía allí.
Pero esta noche los huesos empiezan a quemar
en mis pies. Me incorporo
y echo a andar, y la placa
aparece bajo mis pies con cada paso
un camino blanco del largo de tu cuerpo, apenas.
7
LA DISTANCIA
El invierno de mis ocho años, un caballo
patinó en el hielo y se rompió una pata.
Mi padre cogió un rifle, una lata de gasolina.
Permanecí al costado del camino al anochecer y miré
el cadáver que ardía en el prado lejano.
Yo tenía doce años cuando lo maté;
sentí mis propios huesos separarse de mi cuerpo.
Ahora tengo veintisiete y camino
junto a este río, buscándolos.
Se han transformado en un puente
que forma un arco hacia la orilla opuesta.
*
Jonio González
Nació en Buenos Aires en 1954. Fundó con Javier Cófreces la revista de poesía La Danza del Ratón. Ha sido incluido en varias antologías, entre ellas Una antología de la poesía argentina (Santiago de Chile, 2008); Doscientos años de poesía argentina (Buenos Aires, 2010); Antología de poesía argentina de hoy (Barcelona, 2010); Poésie récente d'Argentine: une anthologie possible (París, 2013) y La doble sombra: poesía argentina contemporánea (Madrid, 2014). Ha publicado, entre otros, los poemarios Muro de máscaras; Últimos poemas de Eunice Cohen; El puente; Ganar el desierto; La invención de los venenos e Historia del visitante. Como traductor, su trabajo incluye la antología en dos tomos Poetas norteamericanos en dos siglos. Reside en Barcelona.
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