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Revista Haroldo

Diálogo con el pasado y el presente

02/02/2024

Vida de María Luisa Carnelli

Algo que tiembla, cederá

Poeta, periodista, y primera mujer letrista de tango canción, María Luisa Carnelli fue militante del Partido Comunista, abrazó el feminismo, participó como corresponsal en la Guerra Civil española y fue amiga de Antonio Machado. El olvido no cumplió su propósito, estamos aquí para celebrarla.

“Como la mayoría de los argentinos, yo tenía el tango en la sangre. Desde muy niña sentí su sugestión. Mis hermanos mayores, tangueros de ley, amontonaban discos y más discos que hacían girar en aquellos ya históricos fonógrafos de corneta: ‘El irresistible’, ‘La catrera’, ‘Independencia’, ‘El cachafaz’, ‘Armenonville’, ‘Entrada prohibida’... Algunos no tenían letra; otros, sí. Las aprendí casi en secreto, pues mis padres no aceptaban —justificadamente—cierto tipo de letrillas desvergonzadas, la de ‘Entrada prohibida’, por ejemplo, aquella de ‘El Choclo’, la primera, la original, que comenzaba así: Cómo se manya que esa mina que es del yiro...”

Así relataba en una entrevista María Luisa Carnelli (La Plata 1898 – 1987) su relación con el Tango. Este vínculo de ocultamiento, fue un sesgo en su vida, en parte por ser mujer en los albores del siglo XX, y también por su carácter independiente y transgresor. En secreto escuchaba las letras de tango, en secreto aprendió el lunfardo, y también íntimamente y atesorando sus designios y sus determinaciones, se deshizo de las prohibiciones familiares, casándose cuando terminó su bachillerato. Su matrimonio fracasó rápidamente, y decide divorciarse ya con un hijo pequeño, Mario. De La Plata a la Ciudad de Buenos Aires, esta intrépida mujer criada en una familia burguesa, se acerca al ámbito periodístico y despliega su talento para la escritura. Publica sus libros de poemas Versos de mujer (1922), Rama frágil (1925), Poemas para la ventana del pobre (1928) y Mariposas venidas del horizonte (1929). 

En estos libros está presente el imaginario del barrio, el arrabal, la vida social inmigratoria, los humildes y los marginales, y, entre otros materiales de la nueva cultura popular de la época, como el cine mudo, asoma el tango.

Foto prontuarial en Carlos M. Silveyra, El comunismo en la Argentina, Buenos Aires, Patria, 1937, 2ª ed., p. 248. Fuente: https://diccionario.cedinci.org

Sus artículos fueron publicados en diarios y revistas de la época como Crítica, Noticias Gráficas, Clarín, La Nación, El Hogar, Caras y Caretas, Fray Mocho, Atlántida. Es en este tiempo que conoce a Enrique González Tuñón quien pertenecía junto a su hermano Raúl al grupo de Boedo. También fueron parte de este grupo Leónidas Barletta, Roberto Arlt, Álvaro Yunque y César Tiempo, sus obras representaban temáticas sociales, obreras y políticas desde una perspectiva socialista o de izquierda. Entre junio de 1925 y agosto de 1931, Enrique dio cuenta de textos que luego recopilaría en su primer libro, publicado como «Tangos» (1926). Cada semana, González Tuñón elegía la letra de un tango, que se convertía en el punto de partida para escribir un relato sobre la historia que se escondía detrás de esa obra musical, acompañada por una ilustración.

“Estando en Noticias Gráficas, en 1927, el Malevo Muñoz tenía que hacerle una letra a Julio de Caro para el tango ‘El malevo’. Como no escribía tangos, se lo llevó a Enrique González Tuñón. Y éste, que nunca hizo un poema -quien los hacía era su hermano,
Raúl- a la vez me lo derivó a mí (…) Mi padre, por supuesto, jamás supo que era yo quien los escribía. Él no quería que yo fuera demasiado libre”. 

Pero María Luisa era libre, y se rebelaba a pesar - o justamente por eso - de ese padre riguroso y estricto, el mismo que cuando supo que una hermana de María Luisa había bailado un tango, la golpeó duramente. 

El tango “El malevo”, con música de Julio De Caro, fue la primera de las muchas letras que María Luisa escribió. Desde 1927, su principal ingreso económico no fue ya el periodismo, sino los derechos que cobraba por las letras. “Si me preguntaran por qué escribí letras de tango, diría un poco porque sobreviven más, por su popularidad. Y porque con una sola letra, la de ‘Cuando llora la milonga’, gané más que publicando libros”. 

Carnelli fue la primera letrista mujer del tango canción y sus obras tuvieron mucho éxito. “Cuando llora la milonga” (1927), con música de Juan de Dios Filiberto, registra varias versiones, y se hizo muy popular cuando Carlos Gardel, grabó el tango en agosto de 1928. 

Sollozó el bandoneón
congojas que se van
con el anochecer.

Y como un corazón,
el hueco de un zaguán,
recoge la oración
que, triste dice fiel mujer.

Lloró la milonga,
su antigua pasión,
parece que ruega
consuelo y perdón.

La sombra cruzó
por el arrabal
de aquel que a la muerte
jugó su puñal.

Dos viejos unidos
en un callejón,
elevan las manos
por su salvación.

Y todo el suburbio,
con dolor,
evocan un hondo
drama de amor.

Conmovió el arrabal
con largo estremecer
el toque de oración.

Dolor sentimental
embarga a la mujer
en tanto el bandoneón
la historia reza de un querer.

María Luisa había escrito originalmente “Y como un corazón, el hueco de un zaguán, recoge la oración, que, triste dice cruel mujer”. Algo totalmente atinado respecto de la historia que relata el tango, pero Juan de Dios Filiberto, cambió cruel por fiel. Esto enojó profundamente a su autora, que intentó argumentar y defender su idea original, pero aun así, la decisión del autor de la música fue inamovible, otro rasgo machista de la época. 

Su segundo gran éxito es “Se va la vida”, con música de Edgardo Donato y Roberto Zerrillo, estrenado en 1929 por Azucena Maizani. La ñata Gaucha hizo de esta obra su caballito de batalla y logró que se hiciera famoso en España, durante la gira que realizó en 1931. 

Bajo el seudónimo Luis Mario y música de Ernesto Ponzio la milonga “Avellaneda” (homenaje a Alberto Barceló).

 

Se va la vida...
se va y no vuelve.
Escuchá este consejo;
si un bacán te promete acomodar,
entrá derecho viejo.
Se va, pebeta,
quién la detiene
si ni Dios la sujeta,
lo mejor es gozarla y largar
las penas a rodar.

Yo quiero,
muchacha,
que al fin mostrés la hilacha
y al mishio
recuerdo
le des un golpe de hacha.
Decí, pa qué queres
llorar un amor
y morir, tal vez,
de desesperanza.
No rogués la flor
de un sueño infeliz
porque, a lo mejor,
la suerte te alcanza
si te decidís.

Se va la vida...
se va y no vuelve,
escuchá este consejo;
si un bacán te promete acomodar,
entrá derecho viejo.
Pasan los días,
pasan los años,
es fugaz la alegría,
no pensés en dolor ni en virtud,
viví tu juventud.

Al principio, María Luisa firmaba sus letras como Luis Mario o Mario Castro (el nombre de su hijo), por la misma razón que las primeras mujeres del tango se vestían de gaucho o de malevo para cantar. Este travestismo era de alguna manera un carné que había que presentar para poder desempeñar la tarea, y que los varones aceptaran a la nueva artista. En 1917 llega “Mi noche triste”, que forma parte del sainete “Los dientes del perro” de González Castillo y Weisbach (1918) y el hito del nacimiento del Tango Canción. En el segundo cuadro, Manolita Poli, canta “Mi noche triste” de Contursi y Castriota, y aunque ese tango lo había estrenado un año antes Carlos Gardel, la obra se hizo famosa recién cuando el público pudo escucharlo dentro de una pieza teatral y cantado por una mujer. La partitura se empezó a vender en la puerta del Teatro, y batió un récord en pocos días. A partir de esto, los sainetes empezaron a incluir uno o dos tangos en su estructura. La lista de tangos compuestos por Carnelli es extensa, se cuentan más de cuarenta obras registradas. 

María Luisa fue la compañera de Enrique González Tuñon hasta su muerte en 1943. Con él fue que abrazó las ideas del partido comunista, y le puso marco y contexto a su feminismo innato. Su libro de “Poemas para la ventana del pobre”, está ya signado por este nuevo compromiso de la autora.

¨Poema para la ventana del pobre”
Para el techo de los humildes
construyo este poema
que es una teja roja.
Deseo de poeta
para sonrisa del pobre:
enredadera que sube
hasta su ventana sin flores.
Como el silbido de las fábricas,
mis palabras desafinadas
buscan la estrella de los vientos,
para lanzarse sobre la multitud
desde el extremo del verso.
Hay una gran visión desde la altura,
una posibilidad que se abre ruta.
Perspectivas de horizontes
que se dilatan.
Paisajes de liberación
amplificando un revuelo de campana.
Y sobre el porvenir,
una palabra pura enarbolada.

En 1933 publica su novela ¡Quiero Trabajo! - Ed. Tor -. La obra, ejemplo emblemático del realismo socialista surge luego del golpe de estado perpetrado por el General Uriburu, que derroca al gobierno de Hipólito Irigoyen. El prólogo estuvo a cargo de Tristán Marof, escritor y periodista boliviano, militante comunista. En un pasaje, Marof afirma:

“María Luisa Carnelli lo dio todo y quiere dar su vida íntegra por la emancipación de la mujer, igual que Mary Wollstonecraft, Olivia Schreiner, Lilli Braun, Isadora Duncan, Delmira Agustini, La Vaz Ferreira, Kyralina Kamusagay, Blanca Luz Brum, Nise da Silveira, Tarcella D’Amaral y otras tantas que comprendieron el papel de la mujer en la vida, frente al mundo y a los problemas sociales de su época”.  
En este relato, de un yo claramente autobiográfico, conoceremos la historia de Susana Miller. La protagonista recuerda momentos de su infancia y adolescencia en los que su energía vital y sexual es reprobada con castigos físicos. La escuela de monjas de la secundaria toma luego ese rol del padre severo, y es al final de este ciclo cuando Susana sale del seno familiar con la decisión de casarse. El matrimonio nunca cuenta un momento cotidiano cercano a la felicidad, por el contrario, el único momento relevante de su convivencia describe el fin de la virginidad, un instante de encuentro bellamente narrado, donde la atmósfera despliega soledad y resignación.

“Sí. La luz roja del velador que agrandaba caprichosamente las sombras en la pared daba a mi piel una tonalidad extraña y ardiente. Bajo el cálido resplandor, la comba pura de mi vientre y mis senos se encendían de gracia, urgiendo su entusiasmo viril. Quería intacta mi entraña para su goce. Íbamos por caminos distintos. Con las manos en la nuca, mirando al techo no escuché ya sus palabras, sola otra vez, entonces y siempre, hablé con mis lejanos recuerdos: cuando era niña tampoco supe conservar muñecas. Era lo inevitable, a pesar de mi cuidadosa solicitud, un destino adverso las estrellaba contra el suelo”.

Susana inicia el derrotero del embarazo/aborto, divorcio, hambre y prostitución. Hasta que comprende que la lucha es colectiva. Encuentra en la promesa de la revolución bolchevique, un espacio de identificación. El conflicto personal se distiende en la certeza de que la lucha social supone la llegada de la nueva mujer. En el final de la novela, Susana, alienta diciendo:

“Compañeros: Yo, Susana Miller, treinta años, eso fue, eso viví, eso he visto. No hay más derechos que los nuestros. Hay que romper la mole de la mistificación. Y el bandolerismo. Libertad, paz, justicia y trabajo. TRABAJO. Yo, cientos, miles, millones queremos trabajo. ¿Trabajo? Al diablo la ingenuidad y el optimismo. Nadie viene a ofrecerlo en bandeja de plata. ¡Compañeros! Apretemos las filas. Contra la muralla opongamos el pecho. Algo que tiembla cederá. Esto es el siglo XX. `Arriba los pobres del mundo… De pie los esclavos sin pan…“

La incansable y comprometida María Luisa Carnelli, en 1935, viaja a España como corresponsal de la Revista “Ahora” para cubrir los acontecimientos de la Guerra Civil. Allí se vinculó estrechamente al Socorro Rojo Internacional (SRI), colaborando en su periódico, Ayuda. Luego viajó a Asturias para cubrir el movimiento revolucionario que había estallado el año anterior. En su libro U.H.P., Mineros de Asturias, (1936), relata los detalles de su estancia, las dificultades que tuvo que sortear por ser mujer y los testimonios orales de los habitantes del Valle del Nalón que sufrieron la represión posterior. “U. H. P.” era la sigla de Unión Hermanos Proletarios. 

Escribió para el matutino El Sol, que en 1937 había sido tomado por el Partido Comunista Español (PCE). En abril, visitó el frente de guerra en Carabanchel; el 14 de julio narra un asalto de unidades marroquíes contra las líneas y parapetos que defienden Madrid; el 21 de julio hace un reportaje sobre un hospital de sangre; en otros artículos aparecen los camilleros que trasportan heridos del frente, las mujeres del Partido Comunista y su labor en la retaguardia o las trabajadoras del Metro.

Recitó poemas en múltiples actos públicos y a través de la Unión Radio de Madrid, estrechó vínculos de amistad con Antonio Machado. Antes de partir recibe una afectuosa carta del poeta, fechada en Barcelona el 19 de noviembre de 1938: 

“Me anuncia usted un viaje a la Argentina donde va usted a organizar los trabajos de solidaridad con España […] me atrevo a suplicarle que lleve a sus compatriotas, de parte mía, el abrazo fraterno de un español que, en los momentos actuales cree estar cumpliendo con su deber.”

Carnelli escribió un poema incluido en el “Romancero de la defensa de Madrid”, en homenaje al barrio madrileño del Puente de Vallecas, recordando la rápida y contundente movilización del proletariado vallecano nada más conocerse la rebelión fascista contra la República. 

Puente de Vallecas

Desde el Puente de Vallecas
al Cuartel de la Montaña,
a Campamento, a Toledo,
Albacete y Guadarrama.

Desde el Puente de Vallecas,
calle de Fermín Galán,
alzándose en marejada
como las aguas del mar.

Desde el Puente de Vallecas,
atrás del Abroñigal,
como un reguero de fuego
devorando la ciudad.

¡Arriba esclavos del Mundo!
¡De pie los parias sin pan!
Como un solo hombre, Vallecas
erguido y presente está.

Vallecas, Puente Vallecas,
ennoblecido de ideal,
a la primera clarinada
todo se lanzó a luchar.

Vallecas se dio a la guerra
con entusiasmo total,
hizo suya la consigna
de julio: ¡No pasarán!

Barrio de obreros conscientes,
arpón contra el capital,
baluarte de antifascismo,
barrio de rojo historial.

De allí salieron sus hombres.
¡Pocos quizá volverán!
Pero en un alba de luces,
el barrio despertará.

Vallecas, Puente Vallecas,
agujereadas están
sus casas rotas y humildes,
aljibe, patio y parral.

Les rompe el cañón los muros,
podría romperlos más,
Vallecas, será Vallecas
en una aurora triunfal.

Barrio que se dio a la guerra
barrio que salió a pelear
con el corazón blindado,
una bomba y un puñal.

Años después, a partir del golpe militar de 1955, Carnelli se exilió en México, donde siguió militando en el Partido Comunista y se relacionó con artistas e intelectuales como David Alfaro Siqueiros y Diego Rivera, antes de volver nuevamente a la Argentina. Murió el 4 de mayo de 1987, en la ciudad de Buenos Aires, a los 89 años.

Fuentes

El jardín de los poetas. Revista de teoría y crítica de poesía latinoamericana.
Año V, n° 8, primer semestre de 2019. ISSN: 2469-2131.
Artículos. Florencia Abbate

II Jornadas CINIG de Estudios de Género y Feminismos: “Feminismos del siglo XX: desde Kate Millett hasta los debates actuales. CINIG- UNLP, La Plata, 2011. Ponente: Tania Diz

Tarcus, Horacio (2021), “Carnelli, María Luisa”, en Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas. Disponible en http://diccionario.cedinci.org

Gabriela Elena

Licenciada en Actuación del Departamento de Artes Dramáticas de la UNA (Universidad Nacional de las Artes de Buenos Aires). Es música, cantante, autora y compositora. Escribe guiones de TV, y trabaja en el área de Estudios de memoria y Proyectos Culturales del C.C de la Memoria Haroldo Conti.

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