27/03/2024
Balance del proyecto de "Memoria Abierta"
Marcas indelebles
Por Luciana Messina
Fotos Julia Flurin
Mantener abierto el diseño de una constelación de huellas que condensen en el territorio las marcas de la memoria permite activar los distintos modos del recuerdo, como insistencia y como propuesta de futuro, además de combatir la pretensión del terror de volverse imperceptible.
En 2009, se publicó el libro Memorias en la ciudad (Eudeba), producto del enorme trabajo de investigación llevado adelante por Memoria Abierta a través del programa Topografía de la Memoria abocado a rastrear, sistematizar, situar y reconstruir de modo exhaustivo la diversidad de huellas y marcas del terrorismo de Estado en la ciudad de Buenos Aires. A casi 15 años de aquella publicación, el lanzamiento del sitio web Marcas de memoria. Huellas del pasado reciente en la Ciudad de Buenos Aires constituye una nueva apuesta por seguir pensando y reflexionando sobre nuestro pasado reciente y sus marcas en el presente. La investigación creció, se potenció, e incorporó nuevas herramientas que facilitan el acceso y la interacción de las nuevas generaciones no sólo con ese pasado sino también con el trabajo colectivo sobre ese pasado.
En un trabajo de principios de los años 2000, Estela Schindel señalaba que la modalidad represiva del terrorismo del Estado tuvo como pretensión no dejar huellas en la ciudad. Ella decía: “Como la picana eléctrica, que empleada con pericia no deja marcas en la víctima, la desaparición no debía producir huellas en la piel de la ciudad” (Schindel, 2002:27). El trabajo social registrado, sistematizado y puesto a disposición de la sociedad en este emprendimiento de tantos años de Memoria Abierta da cuenta de la fuerza colectiva por reinscribir esas huellas en el entramado urbano. Las prácticas de marcación territorial plasmadas en este sitio web recuperan la singularidad de los acontecimientos rememorados, los hacen públicos, desnudan y denuncian la maquinaria del horror. Y, al mismo tiempo, son testimonios de la resistencia. Son prácticas que tornan visible lo que se quiso ocultar y negar de ese pasado. Como bien exhibe el sitio web las marcas territoriales asumen diferentes formas: placas, baldosas, nombres de calles, plazas y otros espacios públicos, plantación de árboles, monumentos, señalizaciones de sitios “auténticos”, creación de parques y paseos y espacios de memoria, graffitis, entre otros. Algunas de ellas irrumpen en la vía pública mientras que otras se revelan como grandes emprendimientos que cobijan espacios donde la memoria sigue siendo objeto de un trabajo colectivo que no cesa.
Estudiantes de la Escuela Carlos Pellegrini restauran las baldosas que recuerdan a los estudiantes desaparecidos, que amanecieron vandalizadas el 11 de agosto de 2023.
Foto: Julia Flurin (archivo de Memoria Abierta).
Las experiencias que nos trae el sitio web nos hablan de las marcas como lugares de encuentro entre generaciones, entre historias personales y colectivas, entre afectos y emociones. Las marcas como focos de acción colectiva, como puntos de anudamiento entre pasado, presente y futuro, siempre abiertas a resignificaciones y nuevas apropiaciones. Marcas que conjugan lo íntimo y lo público, puntos de sutura que reparan y al mismo tiempo crean nuevas historias, porque lxs hacedores, visitantes, espectadores, transeúntes pueden constituirse en nuevos testigos de ese pasado. Las marcas constituyen puntos de llegada, pero también de partida. Revelan la insistencia en un futuro que prefiguramos contra ese pasado, pero nunca sin ese pasado. Por eso, uno de los desafíos que aparece con mucha presencia en las experiencias que nos trae el sitio web es la vigencia y actualidad de estas marcas para las generaciones por venir.
Es decir, la pregunta en torno a cómo mantener un lazo con ese pasado que -sin desconocerlo, minimizarlo o desdibujarlo en su contenido específico- permita decir algo sobre nuestro presente, de la mano de herramientas, códigos, modos de interpelación que no sean ajenos o extemporáneos para las nuevas juventudes, sus preocupaciones e intereses. Las marcas son el resultado de procesos de memoria, pero activan a su vez nuevos procesos de memoria cuando interpelan a las nuevas generaciones. Por eso, el desafío, que persiste como aspiración, es hacer de estas marcas, sitios y espacios verdaderos lugares de ciudadanía.
Mural en el estadio Diego Armando Maradona de la Asociación Atlética Argentinos Juniors. Archivo Memoria Abierta. Foto: Julia Flurin
Ahora bien, ante la pregunta sobre cómo tratamos y evocamos ese pasado, se nos cuela el “par de opuestos” entre los tipos de memoria planteados por Todorov: memoria literal y memoria ejemplar. Más allá de las consideraciones que podríamos hacer sobre este par conceptual (más ideal que real), lo primero a decir es que prima su uso dilemático y no problemático, como si se tratara de formas memoriales “puras” que se excluyen y enfrentan entre sí, con efectos moralizantes para quienes las ejercitan: la buena y la mala memoria, la que sirve y la que es deshecho. A contrapelo de esta mirada, sugiero que aquello que asociamos con la literalidad (la fijeza, la repetición, la insistencia en “lo mismo”) puede ser leído de un modo “positivo” como expresión de la convicción sobre el daño ocasionado y de la perseverancia en la lucha por su reconocimiento y reparación. Y que, incluso, en muchos casos funciona de modo solidario con el horizonte de ejemplaridad que se espera de los procesos memoriales (o, aunque más no sea, como una condición de posibilidad).
¿Qué nos mueve hacia los emprendimientos memoriales (como hacedores o visitantes)? ¿Qué nos predispone “más y mejor” al imperativo de la no repetición del Nunca Más? ¿Alcanza la comprensión histórica del pasado para ponernos a salvo de un horror futuro (“ver para entender y entender para que no se repita”)? ¿Es la racionalidad involucrada en las explicaciones de lo ocurrido lo que garantiza un futuro promisorio en términos de democracia y derechos humanos? Sin duda, es condición necesaria. Aunque en tiempos como el que nos toca transitar tengamos que volver a preguntarnos si resulta suficiente. Todo este inmenso trabajo de décadas y de generaciones parece hablarnos más de la insistencia de un deseo, un deseo de memoria. Las marcas que recupera y ofrece este sitio web son también modos de objetivación de ese deseo de memoria que nos mueve como sociedad desde hace casi 50 años haciendo nuestro el legado de memoria, verdad y justicia. Las prácticas de marcación, que en su diversidad y multiplicidad entrelazan lo colectivo, lo político y lo afectivo, se fundan de alguna manera en ese “deseo de memoria”, que no coincide plenamente con lo que usualmente llamamos “deber de memoria”, es decir, con el imperativo de “no olvidar para no repetir”. Podríamos pensar que el deseo de memoria insiste en nosotrxs y nos compromete de un modo pujante hacia formas de memoria que convocan, interpelan y sensibilizan desde la elección y no desde la obligación. Esta dimensión “deseante”, que desborda al deber, insiste e inventa estrategias para orientarnos cuando estamos abatidxs, nos mantiene unidxs frente las incertidumbres del presente. Con esta valiosísima herramienta, dirigida a públicos amplios y diversos, Memoria Abierta ha creado un modo para recorrer la ciudad que no olvida el pasado, que trabaja con ese pasado y nos permite (re)conocerlo en su articulación con las prácticas memorantes del presente, visibiliza las distintas maneras de recordar de actores con prácticas singulares, nos ofrece la diversidad que traen los emprendimientos memoriales, sin perder de vista lo que tienen en común, ese suelo común que hace de ellos fragmentos articulados de una misma historia. Este nuevo recurso es vehículo de ese deseo de memoria que nos desborda y nos impulsa a decir nuestra verdad. Es una apuesta por seguir confiando en ese hacer colectivo que le da vida, aún más en tiempos de desconcierto e incertidumbre.
Espacio para la Memoria ex CCDTyE “Orletti” Archivo Memoria Abierta. Foto: Julia Flurin
Marcas de Memoria. Huellas del pasado reciente en la Ciudad de Buenos Aires
Sitio web realizado por Memoria Abierta que reúne una colección geográficamente localizada de las marcas de memoria más significativas de la Ciudad, con el objetivo de narrar y documentar los procesos de organización territorial, barrial, comunitaria, gremial, cultural, estudiantil, así como las múltiples articulaciones entre Estado y sociedad civil, que fueron dando forma a la construcción de memorias en el espacio público.
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